BURGOS: CIUDAD ROMANA DE CLUNIA Y MUSEO DE LOS DINOSAURIOS
Día 11 de fEBREROde 2017

Empezamos el primer viaje del año 2017. Salimos a las 8 horas, en un día frío y nublado. Por la carretera de Burgos contemplamos un paisaje nevado, desde la Cabrera hasta pasado el puerto de Somosierra.

Llegamos a Clunia hacia las 11 horas. Subimos al cerro donde se hallan los restos de esta ciudad romana. Hace mucho frío, 4 ó 5 grados y cuando sopla el viento la sensación de frío es mayor. Vamos completamente cubiertos de ropa de abrigo: gorros, bufandas, guantes…, casi no nos reconocíamos. Nos espera una guía, Azucena, natural de estas tierras, parece que a ella no le afecta el frío. A pesar de las inclemencias del tiempo, con el entusiasmo con que nos explica las ruinas de esta ciudad romana, ese espíritu nos hace más llevadero y amena la visita de unas dos horas.

La Clunia arévaca debió situarse hacia el Este, en un cerro cercano al de la ciudad romana según el historiador Plinio el Viejo: Clunia era una de las seis ciudades de la Celtiberia y límite de este territorio por el noroeste.

La ciudad romana que ahora visitamos, está situada sobre un cerro de la meseta, ocupando un terreno de unas 130 hectáreas. Fue fundada a principios del siglo I después de Cristo, por el emperador Tiberio. En esta época se acuñó moneda en Clunia, ases con el retrato de Tiberio en el anverso y un toro y el nombre de la ciudad en el reverso.

A mediados del siglo I d. C., Clunia es sede del Convento Jurídico, abarcando gran parte del norte peninsular, formando parte de la provincia Tarraconense. Fue habitada hasta el siglo VII, pero tuvo poca importancia en época visigoda, al trasladarse la sede episcopal a Uxama (El Burgo de Osma).

Comenzamos la visita en la casa nº 1, llamada de Taracena, por ser este arqueólogo quien la excavó en los años 30 del siglo pasado. En su ángulo sureste se sitúan unas habitaciones de tierra, excavadas en el terreno calizo. Esta zona debió tener dos plantas. Situándose aquí los almacenes, habitaciones de la servidumbre, la cocina, un aljibe y un gran pozo para el abastecimiento de agua, excavado en el terreno calizo de Clunia, cuyo subsuelo está formado por un sistema cárstico, en el que se acumula el agua de la lluvia. Actualmente arqueólogos y geólogos están investigando una galería que atraviesa el subsuelo de Clunia y tiene una longitud de 1 Km. La parte central de la casa nº 1 debió estar ajardinada, con habitaciones alrededor. En el ángulo noroeste un peristilo con un corredor al que se abren los espacios públicos del señor de la casa; el tablinium, etc… Algunas tienen el fondo con forma de exedra. Muchas de estas estancias estaban decoradas con mosaicos de tipo geométrico. No pudimos verlos, porque están cubiertos, para protegerlos contra las inclemencias del tiempo. A partir de mayo se podrán contemplar.

El foro de Clunia es de grandes dimensiones, situado en la parte central de la meseta. En su lado norte un gran edificio basilical, que como otros edificios públicos estuvo decorado con una piedra caliza de vetas rosadas llamado espejón, procedente de las cercanas canteras del pueblo de Espejón en la provincia de Soria. El gran espacio de la basílica donde se administraba justicia y se cerraban acuerdo y transacciones comerciales. Los comercios se alineaban en los costados largos. Solo se ha excavado la parte oriental. Delante de los comercios corría una galería porticada de doble columnata, y delante de ésta un canal tallado en la roca, servía para recoger el agua de lluvia. En el lado sur del foro se alza el alto pódium del templo de Júpiter. En el lado oriental del foro se halla la ermita de Castro, construida sobre los restos de un gran edificio Flavio y algunas casas, una de ellas conserva restos de pintura en las paredes.

Unas pequeñas termas se pueden ver hacia el sur de la zona (termas del foro). Otra edificación espectacular por sus dimensiones, es la llamada “Termas Los Arcos I”; tiene una entrada semicircular porticada que se abre a un gran espacio abierto y en sus laterales, situados en simetría, se disponen palestras y otros espacios termales. A cada lado de las termas se utilizarían por hombres o mujeres según las horas y los distintos días.

Concluimos nuestra visita a Clunia en el Teatro, excavado en la ladera oriental. El graderío está tallado en la roca. Tuvo un aforo para unos nueve mil espectadores, uno de los de mayor capacidad de la Península. Se debió construir en el siglo I y se transformó en anfiteatro en el siglo II, continúan las excavaciones en la parte de la escena, donde se ha encontrado una escultura.

No tenemos tiempo para visitar el Centro de Interpretación, pues se pensaba poder ver la iglesia visigoda de Quintanilla de las Viñas. Pero nos han comunicado que no nos la abren por el mal tiempo (posible nevada), como alternativa hasta la hora de comer visitamos Hacinas y Salas de los Infantes y hará de guía Miguel Parramón de la Asociación.

Nos dirigimos hacia el Valle de Arlanza, nuestra primera parada es en Hacinas, su nombre está relacionado con una victoria de Fernán González sobre los musulmanes. Dicen las Crónicas que los cadáveres quedaron “hacinados como gavillas”. Alrededor de la plaza del pueblo se puede ver: el viejo rollo jurisdiccional, un árbol fosilizado de hace 120 millones de años, una espadaña excavada en un bloque de arenisca, del siglo XV, cercana a la iglesia de San Pedro del siglo XVII, con hermosa fachada barroca, la parte occidental del templo se halla junto a un promontorio rocoso. En la parte baja, en un abrigo del mismo hay un lugar que llaman el “bailo”, donde se colocan los músicos y se celebran bailes algunos días de las fiestas.

Subimos a lo alto de la mole rocosa por una senda excavada en la misma. Desde la cima o mirador se puede contemplar el bello paisaje que le rodea, hacia el noreste la nevada Sierra de la Demanda, y al poniente más cercano, se ven dos largos cerros amesetados, o muelas, con las paredes casi verticales; el Cerro de Sancarazo y el de San Carlos, con alturas de más de 1400 metros. Este paisaje fue elegido por el director de cine Sergio Leone para rodar algunas escenas de “El bueno, el feo y el malo”, por su semejanza con Nuevo México.

Nuestra siguiente parada es en Salas de los Infantes, capital de la comarca y del antiguo alfoz de Lara. Toma su nombre de los Siete Infantes, hijos del fundador del lugar, éstos fueron decapitados en el siglo X, dando lugar a una de las más populares leyendas castellanas. Visitamos una necrópolis de tumbas antropomorfas, de época medieval, situadas a los pies del altozano donde se halla la iglesia de Santa María, que tiene una hermosa portada renacentista. Lo vemos desde el exterior, se guardaron según la tradición las cabezas de los Infantes de Lara, que se hallaron en el siglo XVI.

Después nos fuimos a comer el plato de la zona: cordero. Después de la comida nos dirigimos a la Plaza Mayor, que conserva algunas casas porticadas de piedra.

En esta plaza está el Museo de los Dinosaurios al que hacemos una visita guiada por dos jóvenes que pertenecen al Colectivo Arqueológico–Paleontológico de Salas, fue el que donó los primeros materiales al museo. Las Salas de arqueología son modestas, pero tienen el interés de ser materiales recogidos en la zona, desde el Paleolítico hasta época medieval. En las salas de Paleontología, atravesamos un arco réplica en piedra caliza, del que se encuentra en la Iglesia visigoda de Quintanilla de las Viñas, obra del escultor burgalés Ricardo Santamaría. El valle donde se encuentra Salas es un enorme yacimiento, que desde el Cretácico Inferior, (hace unos 140 millones de años) estuvo poblado por dinosaurios, en un paisaje subtropical de helechos arborescentes, palmeras enanas y coníferas, de las cuales podemos ver algunos ejemplares fósiles. Contemplamos restos de dinosaurios, tortugas, peces, cocodrilos, huellas de pisadas fosilizados y un huevo casi completo de Tiranosaurio rex , único en el mundo, el Demanda Saurus Darwini, del que se conservan restos craneales, vértebras, parte de la cadera y un fémur de más de un metro de longitud. Esta especie, los Rebaquisáuridos, eran abundantes en América del Sur y en África por lo que la especie de Salas es excepcional en el hemisferio norte.

Cuando salimos del Museo regresamos hacia Madrid y cuando llegamos seguíamos con un tiempo frío y lluvioso.